martes, 16 de junio de 2009

Seppuku académico

Una de mis películas favoritas es Ronin (aunque luego me tachen de simplón y comercial). Será la fijación por los espías y los agentes secretos. En fin, hoy recordé una parte de la película mientras estaba en una de mis últimas clases del semestre, el cual parece no tener fin y empiezo a sentirme como en la dimensión desconocida.
La parte que recordé es esa donde el amigo francés de Jean Reno le cuenta a Robert De Niro la historia de los 47 guerreros Ronin. Unos Samuráis que al verse a sí mismos sin ningún amo, y por tanto, sin ningún propósito en la vida, deciden vengar la muerte de su jefe en un último combate para luego aplicarse una técnica de suicidio conocida como seppuku. Es parecida al harakiri, sólo que aquí la katana corta de un lado a otro el abdomen para que todas las tripas se salgan… es algo hermoso.
Y recordé aquello porque pienso que varios maestros universitarios en mi facultad deberían aplicarse el seppeku. No literalmente (Aunque yo estaría más que dispuesto a aplicárselos a algunos de ellos). El caso es que creo que muchas antigüedades; maestros que llevan ahí desde principios del pleistoceno, deberían darse cuenta cuando ya dieron lo que tenían que dar de sí y retirarse de una manera digna.
Y no digo que en su tiempo no hayan sido unas chingonerías. Quizá lo fueron, o quizá desde el inicio fueron unos pedantes megalómanos, misóginos, ególatras, frustrados sexuales, engreídos que hacían bailar a los alumnos como sus monos cirqueros personales porque “la rumba es cultura”. Quien sabe.
Sea como sea, llega un punto en el que si ya no disfrutas lo que haces, si te importa un rábano tus alumnos, si ya no tienes idea de que clase estas dando y por lo tanto repites el mismo discurso en tres salones distintos; Entonces es mejor irse. A nadie engañan llegando al final de semestre para tratar de dar lo que no dieron en todo el curso; a nadie engañan fingiendo que conocen las caras de los alumnos a los que no han visto en todo el año. A nadie engañan alargando la clase 3 horas. Lo único que consiguen es lo que creo se retrata muy bien en el dibujo superiór.
Suerte que puedo hacerlo en papel para no tener que hacerlo físicamente.
_______________________________________________________
Frankenweenie en mi casa

Mi perro tampoco anda con los ánimos muy altos. Hace poco le reventó un quiste muy grande que se empezó a formar en su cuello. Se le hizo un hoyo gigante por el que le salía pus y le entraban hormigas. Despues de pasar un fin de semana en el veterinario lo operaron y regresó a casa con una venda gigante que le cubre todo el cuello. Yo aun no he visto la cicatriz (mañana que le ponga fomentos tendré el gusto) pero mi hermano promete una raya grotesca con muchas puntadas. El caso es que parece que a mi perro le cortaron la cabeza y se la volvieron a zurcir de manera quirúrgica. Especialmente cuando uno se fija en el tono amarillento rojizo que tiene la gasa por las orillas
Pudo ser peor, podría tener uno de esos conos que hacen que los perros parezcan gramófonos.

3 comentarios:

Pawi dijo...

Lo de Frankenweenie en casa lo hace ver aún más trágico, Sparkey murió sabes?... Pobre Ringo :(

Kuroi Tsuki dijo...

pues la retirada es digna pero la gente no renuncia a u sueldo miserable asi como asi...
si sirve de consuelo el buen mr mustard es temido y respetado en CONACYT, no sè de bien a bien por que, pero el area de produccion audiovisual de aca dice "oh claro, el maestro roy esta loco, pero es de lo mejor". Lo malo aqui es que al parecer el tiempo paso y lo maravilloso se acabo... ahoro solo en la facultad tenemos un loco.
Por tu perro que bueno que esta bien, aun asi no puedo evitar imaginar lo asqueroso que se vio/ve/vera su cuello

LuCiruelas dijo...

pobre ringo, desde que me contaste me sentí muy mal. Además espero que lo de la promesa de darme un cachorro no haya sido de esas cosas que dicen los borrachos.

Por cierto, tan mal te fue con Roy?