jueves, 4 de diciembre de 2008

Shoplifters of the world unite


Me gustaría decir que esa es la canción que suena en mi cabeza cuando entro al Wal Mart a conseguir pinturas, pero la verdad es que mi cerebro siempre pone “Been caught stealing” de Jane’s Addiction. Es mucho más emocionante y va más acorde al mood necesario para infringir la ley.
Me gusta pensar en el acto como parte del proceso del stencil. La técnica me la enseñó un amigo, no voy a revelarla aquí por miedo a que el jefe de seguridad de los Wal Marts caiga en el sitio por accidente (¿Cuáles serían las probabilidades?). Sólo diré que “la técnica” hace que robar latas de aerosol sea como robarse un chicle.
No estoy a favor de robar, pero no me importa mayoramente cuando se trata de robar a Wal Mart, Home Mart, o algún otro corporativo gigantesco. Aclaro que me importa un rábano usar esto del robo a supermercados como mi bandera de rebeldía y espíritu anarquista. No soy de esos que se pasan azotándose por la desigualdad, la injusticia y el absurdo del sistema capitalista actual.
-“El sistema, ¡Es el maldito sistema camarada!”-dicen muchos por ahí (tal vez no todos digan “camarada”, pero ya saben de quienes hablo). Por lo que a mi respecta el sistema ya estaba ahí cuando nací, y estará ahí el día en que muera, no hay nada que pueda hacer al respecto, y fusilarme las frases de Noam Chomsky en cada una de mis conversaciones no va a hacer ninguna jodida diferencia.
Podría decir jaladas como que el robo es más como un ritual, un deporte urbano de alto riesgo. La verdad es que sólo disfruto hacerlo, libera adrenalina y hace que me sienta más despabilado al cruzar las puertas de salida sin hacer sonar los detectores. Caminar y no escuchar ese chirrido odioso y delator de las salidas es un alivio bastante sabroso.
-It’s mine. ¡Mine all mine! -el radio de mi cerebro sigue sonando, tal vez son principios de esquizofrenia.
No hay forma de que alguien me haga sentir culpable por hacer esto, ni hablandome de ética y valores, ni de ninguna otra forma. Es un crimen que no afecta a nadie. Cuando mucho afecta a los magnates dueños de Wal Mart, quienes quieran que sean; ¿creen que no saben que la gente mete cosas en sus bolsillos de vez en cuando? Wal Mart tiene perdidas millonarias cada año por pequeños robos: un niñito en Canadá mete bajo su chamarra un carrito de juguete, una señora en China mete un paquete de carne en su bolsa, un oficinista en Londres se clava un pequeño desodorante. Pierden millones y lo aceptan. Lo aceptan porque a fin de cuentas mejorar su sistema de seguridad y poner un equipo SWAT en cada Wal Mart sería mil veces más caro y menos viable. Lo que pasará entonces es que el dueño de Wal Mart quizá no pueda comprar el yate-trasatlántico que tiene el dueño de Virgin o algún jeque árabe petrolero, pero bueno, la vida es una porquería ¿no?

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