viernes, 23 de enero de 2009

Chaplin de nuevo



Todo empieza a cierta hora de la noche. Pasó ayer y pasó antier, y posiblemente ya haya pasado muchas veces antes. Quiero ir a poner un stencil, solo. Los últimos los he puesto en compañía y esto es muy diferente, el nerviosismo no es tanto. Ir por tu cuenta es una experiencia distinta, una mezcla de adrenalina y temor intenso, pánico, que se deshace por completo en el momento de acabar el dibujo y se transforma automáticamente en todo lo contrario: satisfacción, alegría, la sensación de saber que hice algo más con mi día que ver videos en Youtube y pendejear en Internet.
Suena como algo hermoso. Pero en este momento son las doce y algo de la noche. Bien podría quedarme un rato sin hacer nada, bañarme y dormir o subir a ver la tele. Afuera esta frío y vacío, y si quiero poner un dibujo voy a tener que caminar unas cuadras helándome las manos por cargar un pedazo de cartón lleno de cinta adhesiva –el estuche que generalmente resguarda mis dibujos- y exponerme a todo tipo de cosas.
Pero he pospuesto esta operación por mucho tiempo y no pienso hacerlo de nuevo esta noche. Acomodo todo lo necesario: los cartones, el esténcil, cinta gris, guante de látex, mascarilla y una lata negra y una blanca. Hecho todo a la mochila y le pongo mas cinta a los pedazos de cartón para sellarlo. La imagen de Chaplin es muy grande y tengo que resignarme a que parte de su cabeza y su sombrero queden desprotegidos, fuera del cartón.
Me quedo parado en la puerta de mi casa, tengo todo el equipo encima. Estoy como petrificado porque gran parte de mi quiere tirar todo al suelo y dormir. Un borracho podría atropellarme, unos polis podrían encontrarme sospechoso y después podrían treparme a su patrulla y desaparecerme para siempre, un montón de zombies podrían atacarme, o que tal una jauría de perros callejeros nocturnos, hay tantas cosas que podrían pasar. Pero termino obligándome a abrir la puerta. Calculo media hora para llegar al lugar, una hora para ponerlo y otra media para regresar sano y salvo. “Estarás en casa para las dos y media, tres a lo mucho” me digo a mi mismo para darme ánimos. Ya cerré la puerta y empecé a caminar, lo difícil era salir, una vez andando todo fluye como agua.




Y ahí voy, cargando la mochila y con el cartonzote bajo el brazo del que asoman los ojos de Chaplin como queriendo espiar lo que pasa en el trayecto. No mucho, camino rápido porque no quiero toparme con coches o personas caminando. Y resulta por unos minutos. No hay nadie en la calle, sólo se escucha el barullo de todo lo que pasa en la ciudad. No importa a que distancia estén los coches. Pueden estar sobre periférico a la altura del Estadio Azteca (muy lejos de aquí) y aun así, todo esta tan muerto por aquí que el sonido llega con claridad.
Voy nervioso, el viaje de ida siempre es así. Sin embargo tiene su encanto, camino pensando muchas cosas. El poli de una caseta de seguridad esta haciendo sentadillas, o algo así. Se agacha y luego se levanta de nuevo levantando las manos y con una cara que deja ver el trabajo que le está costando; lo hace muy rápido, eso sí. Desde que lo veo a la distancia hasta que lo paso debió haberse levantado y agachado veinte veces. No me ve, esta muy entrado poniéndose en forma. Realmente a estas horas soy como un fantasma, nadie me ve, quizá ya van veinte minutos de recorrido y nadie, ni siquiera un perro me ha visto. De noche todo es muy distinto. Los sonidos llegan de todas partes. Escucho, por ejemplo, el sonido de llantas pasando rápidamente por encima de vibradores (¡TRRRRR!) Creo que son los de insurgentes, esta muy lejos pero se escuchan fuertes y claros. Igual que el sonido de las torres de luz que atraviesan la calle, son de esas gigantescas y el sonido de la energía es tanto que asusta. Asusta y a la vez fascina, pero igual paso rápido porque no debe estar chido electrocutarse (a menos que seas Flash).
Después de una subida empinada llego al lugar pensado. Es un edificio abandonado frente al CCH Sur. Ha estado ahí desde que tengo uso de razón. Lo dejaron en obra negra porque el ingeniero seguramente era un imbécil y lo hizo todo mal, tan mal que desde hace años los pisos se ven sumamente doblados, curvos. Siempre he pensado que esa cosa se va a caer en cualquier momento, con cualquier temblorcito, sólo espero que no ocurra en la próxima hora.
Entrar es complicado, hay una reja, y no es que sea muy difícil de saltar, pero el esténcil me estorba mucho y no hallo manera de pasarlo sin maltratarlo. Logro cruzar con dificultades justo a tiempo para evitar la primera patrulla de vigilancia que veo. Tuve que cruzar a unos metros del edificio y atravesar un lote baldío lleno de “malas mujeres” (Esas hierbas que queman como putos sopletes con solo rozarlas, Ortigas creo que es su nombre real) Me quemé, dos veces, pero ya en el lugar sólo es cosa de desempacar y ordenar todo.
Agito la lata blanca y pongo una capa grande para fondear, y hasta que termino y me mareo un poco, me doy cuenta de que otra vez olvide la mascarilla, y esta vez es más peligroso, porque el lugar es una columna a un bueno metro y medio de altura, no mucho, pero abajo hay rocas y botellas y si quieren que les diga la verdad, no me encanta la idea de caerme de ningún lado. Todo se vuelve un poco sistemático, mi cerebro se tiene que poner en modalidad de “concéntrate en lo que haces, hazlo por pasos y ¡No te caigas!”. Sacar la mica- pegar la mica- esconderse del auto que viene (pasó rápido e iba en su pedo)- Agitar negro- echar un chorro- volver a esconderse (esta vez si es patrulla, siempre van muy lento y eso aterra un poco)… Y en fin, esto se repite infinidad de veces hasta que arranco la mica y veo el resultado. Después de guardar todo bajo de la plataforma y miro el dibujo desde el suelo. Luego me las veo negras de nuevo para salir con la mica intacta. Lo veo desde el otro lado de la calle por un momento y pienso en volver mañana para tomarle unas fotos con luz de día. Camino de regreso, como dije, el regreso siempre es lo mejor.

1 comentario:

ninussz dijo...

xd me encantoo la historia :D
y el stencil es espectacular, buenisimo. genial el blog!