WHAT A DEATH IT WOULD BE!

Acabo de ver una versión de Digsy’s dinner en Glastonbury, me encanta esa canción y me pone de buenas, precisamente hoy después de comer lasaña (ya saben por la letra y todo eso: then your friends will all go green for my lasagne). Pero bueno estoy divagando…
Estaba recordando “The meaning of life” de los Monty Python, un sketch casi al final de la película, en el que uno podía escoger su forma predilecta para morir. Bueno, yo decidí la mía desde hace un buen tiempo. Si todo sale como se debe, en unos años cuando ya haya cumplido con mis expectativas de vida y algún doctor venga y me diga “usted tiene cáncer de… lo que sea”, o “usted tiene esclerosis múltiple”, etc. El caso es que en el momento que me den una fecha limite: seis meses, ocho meses, dos meses para despedirse de sus seres queridos y arreglar sus asuntos. Juntaré parte de lo que tenga de mi dinero y conseguiré un Zero japonés, en realidad su nombre es Ohka, Yokosuka MXY 7 Ohka. Si se le ve bien, en realidad no es más que un misil con alas y una cabina para piloto, un cohete humano. El arma con la que salieron los japoneses casi al final de la guerra cuando ya habían perdido Iwo Jima y sólo les quedaba Okinawa. Los kamikazes.
Con lo que sobre del dinero me dedicaré a disfrutar en grande de mis últimos días. Lo voy a malgastar por meses y cuando llegue el momento me voy a meter a la cabina del zero y sayonara.
Piénsenlo, quiero que usen su imaginación y me sigan en esto por un momento: El Ohka es cargado por un bombardero Mitsubishi G4M, también llamado “Betty”, esto porque no son precisamente de largo alcance y no olvidemos que son misiles con cabina, ni siquiera tienen tren de aterrizaje. Esto quiere decir que una vez adentro de la cabina y una vez que Betty los suelta, no hay marcha atrás. Con los tres cohetes de propulsión a chorro encendidos el Ohka podía incluso romper la barrera del sonido. Imaginen algo mejor que volar a 1000 kilómetros por hora (por unos 10 o 20 segundos) antes de estrellarse y vaporizarse en una explosión que podía partir un portaaviones en dos.

En fin, con lo que cuesta hoy en día morirse y todo eso de los servicios funerarios (revisé los costos de Gayosso y sale más caro que un Jetta usado), prefiero mil veces pulverizarme en una nube de fuego. No me importa mucho el objetivo. Por mi me estrellaría en una roca gigante, da igual. Pero estoy seguro que alguien tiene sugerencias para hacer de mi muerte algo no solamente divertido, sino también práctico y beneficioso para la sociedad (El congreso, Los Pinos, el rancho de Fox, la casa de Elba Esther, yo que sé) Pueden enviar sugerencias y también se aceptan cooperaciones para comprar el zero, porque no creo que salga gratis.

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Para más dibujitos de cuaderno: