sábado, 30 de mayo de 2009

Desolation row...

Me desperté queriendo dibujar y me desperté recordando aquella noche en que me quedé varado en Toluca sin dinero, sin teléfono, sin amigos y sin un alma que me quisiera dar refugio (Stuck inside Toluca with the Metepec blues agaín).

Toluca, su fealdad es innegable. Pero algo hay de bello, si uno se esfuerza realmente por encontrarlo; las torres eléctricas gigantescas atravesándola por completo, la enorme cantidad de fabricas con sus chimeneas enormes y tubos que salen de todos lados.
Aquella noche la terminé pasando en un motel llamado “Motel San Javier”. Entré rogando por un teléfono en el que pudiera hacer una llamada. Una llamada que de cualquier manera no ayudaba mucho a las doce y media de la noche. El dueño del lugar, un señor que ya se veía algo anciano, acabó apiadándose de mí dejándome dormir en una habitación sin cargo alguno. “De todos modos nadie las esta usando joven” dijo.
Dormí unas cuantas horas y salí de ahí antes de que siquiera saliera el sol. Tenía que tomar el primer camión del día y continuar con mi camino. Llevaba mis audífonos puestos cuando iba rumbo a la estación de autobuses y el disco que tocaba era el Bootleg series de Bob Dylan, el concierto del “Royal Albert Hall” en 1966.
Pocas cosas en mi vida han combinado de forma tan perfecta como ese disco con el frío de aquella mañana y la certeza de haber vivido una de las noches más insólitas de mi vida. Y el paisaje de la carretera cuando por fin tomé ese autobús y vi el amanecer en mi ventana coloreando todo poco a poco.
Tal vez no fue lo que podrían llamar “la más grande aventura jamás vivida”, pero en aquel momento cuando oía a Dylan cantar:
“One too many mornings, and a thousand miles behind...”
Bueno realmente se sentían como a thousand miles behind.

3 comentarios:

Kuroi Tsuki dijo...

Yeah, nada como cuando el reproductor ayuda a que la realidad sea un poco mas llevadera o al menos se acople a modo de soundtrack como si en una pelicula estuvieramos.
Eso rifa.

alejandro dijo...

pocas personas tan adecuadas para integrar el soundtrack de la vida que Dylan.... tiene una canción para cada momento de la vida.

Anónimo dijo...

Esas aventuras que nos hacen crecer y cambiar, aunque en tus palabras sigas siendo el mismo...hay cosas que no cambian, como la esencia que tienes. Estimado ladrón de orquideas, sigue así, la verdad es bueno ver que te has convertido en quien siempre quisiste ser y no el ser gris que solias ser.