martes, 15 de diciembre de 2009

Criatura mitológica en el área de comida rápida.

Tenía un hambre monstruosa y nada en la cocina, salí entonces a buscarme algo de comer a algún restaurante cercano.
Hay quienes tienen plazas silenciosas para pasearse en la tarde noche, yo tengo un centro comercial que parece más un enorme crucero futurista. El frenesí navideño hace que las señoras corran de oferta en oferta como perros, escurriendo baba de sus bocas, arrebatándose bolsas Louis Vuitton como heroinómanos salvajes peleándose por la última jeringa.
Empleados echándome perfume en los ojos, tengo que esquivarlos. Mujeres que se activan al mirarlas a los ojos directamente y se acercan a toda prisa a intentar venderte tarjetas de crédito, tengo que correr. Lo único que quiero es comer algo y el área de la comida rápida es tan ruidosa, calurosa y sobrepoblada que apenas puedo contenerme para no salir corriendo.
Pero entre toda la gente veo a la criatura, y lo que me sorprende es que entre tanta gente nadie se detenga a observarlo, todos están demasiado apurados tratando de saquear la plaza con la mayor cantidad de regalos envueltos. Al final me senté ahí con él y me regaló un rollito primavera, y con eso tuve para calmarme un poco.

3 comentarios:

MRL dijo...

Hombre, pues qué generoso el ser mitológico. Un buen refugio en un lugar donde se necesita tanto. Seguro la plática estuvo buena, mejor que el rollito primavera.
Saludos

Catcher dijo...

sí,así fue

La calma chicha dijo...

Cualquier parecido con el gonzoreportaje es mera coincidencia. Ángeles, tu viaje al Perisur decadente me causó una extraña sensación de angustia y me sentí más cercana a "miedo y asco en las Vegas". Escudero no venga a nosotros tu reino ni de noche ni de día.